Crítica interstellar Teníamos las estrellas, siempre las tuvimos. Pero era todo tan hermoso, tan aterrador, tan fascinante e incomprensible que debimos construir modelos a escala para explicarnos la inmensidad. Entonces inventamos los mitos, los relatos, la poesía. Y a medida que nuestra búsqueda de trascendencia se fue uniendo a nuestro progreso intelectual, combinamos esas tres instancias en una sola: la ciencia-ficción. Christopher Nolan no olvida que, antes del escapismo, el género fue un instrumento de exploración e introspección; un intento más de buscar respuestas en los cielos, pero consciente de que la clave siempre estuvo en nuestro interior. ‘Interstellar’ se abre con un modelo de la nave Apollo sobre una estantería llena de libros polvorientos. Hemos olvidado las leyendas, la ficción, pero también la ciencia. Hemos abandonado la NASA y nos hemos dejado seducir por la start-up. Estamos tan obsesionados mirándonos en los charcos del barro que hemos olvidado que, a veces...
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